La diabetes mellitus tipo 1, también conocida como diabetes juvenil, se caracteriza por la producción insuficiente o nula de insulina por parte del páncreas. La insulina es esencial para que el cuerpo utilice el azúcar en la sangre adecuadamente. Cuando no hay suficiente insulina, los niveles de azúcar en la sangre aumentan, lo que puede provocar una serie de síntomas, como micción frecuente, aumento de la sed, hambre excesiva, pérdida de peso, visión borrosa, fatiga y cicatrización lenta de heridas. Con el tiempo, los niveles altos de azúcar en la sangre pueden causar daño en varios órganos del cuerpo, siendo los ojos y los pies áreas especialmente vulnerables.
Aunque no existe una cura definitiva para la diabetes tipo 1 y los pacientes generalmente necesitan insulina de por vida para controlar sus niveles de azúcar en la sangre, el uso de células troncales mesenquimales ofrece esperanza en el tratamiento de esta enfermedad.
Estas células pueden modular el sistema inmunitario y reducir la inflamación, lo que protege los órganos del daño causado por los altos niveles de azúcar. Además, se ha observado que los exosomas liberados por estas células pueden tener un efecto beneficioso en la regulación de los niveles de azúcar, aunque el mecanismo exacto aún no se comprende completamente.
El tratamiento con células troncales mesenquimales para la diabetes tipo 1 es un procedimiento ambulatorio que se puede realizar en consultorios médicos. Consiste en la aplicación intravenosa de una dosis de células troncales mesenquimales, seguida de refuerzos cada cierto tiempo, según lo determine el médico tratante. El protocolo habitual es de 1-2 millones de células troncales por kilogramo de peso. Es importante tener en cuenta que este tratamiento complementa el tratamiento estándar para la diabetes y no lo reemplaza. Los pacientes deben continuar con su medicación habitual y seguir las recomendaciones de su médico.
Referencias: