La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente las articulaciones, donde el sistema inmunitario ataca erróneamente el tejido sano, causando inflamación, dolor y rigidez. Las articulaciones más comúnmente afectadas son las muñecas y las manos, con una simetría característica en ambos lados del cuerpo. Además, puede afectar otros órganos, como los pulmones y el corazón, provocando complicaciones adicionales como la anemia y la inflamación.
Se cree que la artritis reumatoide es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales que desencadenan una respuesta autoinmune. Los síntomas suelen desarrollarse gradualmente a lo largo de semanas o meses, y pueden variar en gravedad de persona a persona.
Las células troncales mesenquimales se han identificado como una opción terapéutica prometedora para la artritis reumatoide, ya que tienen la capacidad de modular la respuesta inmunitaria y reducir la inflamación a través de la liberación de exosomas que contienen proteínas regulatorias. Estos exosomas pueden ayudar a frenar la respuesta inmunitaria excesiva asociada con la artritis reumatoide, lo que a su vez reduce la inflamación y el daño articular.
El tratamiento con células troncales mesenquimales para la artritis reumatoide es un procedimiento ambulatorio que se puede realizar en consultorios médicos o clínicas. Consiste en la administración intravenosa de células troncales mesenquimales, y el proceso generalmente toma entre media hora y una hora. Es importante destacar que este tratamiento se utiliza como complemento a la terapia estándar y no como reemplazo.
En cuanto al protocolo sugerido, se recomienda una dosis inicial de 1-2 millones por kilogramo de peso por vía intravenosa, seguido de refuerzos cada 3 a 6 meses, con una dosis de 1 millón por kilogramo de peso.
Referencias: