La enfermedad de Parkinson, también conocida simplemente como Parkinson, es un trastorno neurodegenerativo crónico que afecta principalmente la función motora. Sus síntomas, que incluyen temblores, rigidez, lentitud de movimientos y problemas de equilibrio, se desarrollan gradualmente a medida que progresa la enfermedad.
Aunque la causa exacta del Parkinson aún no se comprende completamente, se cree que implica una combinación de factores genéticos y ambientales. La degeneración de las células nerviosas en ciertas áreas del cerebro, especialmente en la sustancia negra, y la pérdida de dopamina son características clave de esta enfermedad.
En el campo del tratamiento, las células troncales mesenquimales han surgido como una opción terapéutica prometedora. Se ha demostrado que estas células pueden ayudar a la regeneración del tejido neuronal, reduciendo así los síntomas del Parkinson. La terapia con células troncales mesenquimales implica la administración intravenosa de estas células, un procedimiento ambulatorio que generalmente se realiza en consultorios médicos o clínicas especializadas.
El protocolo recomendado para el tratamiento del Parkinson con células troncales mesenquimales incluye una dosis inicial de al menos 2 millones por kilogramo de peso, seguida de refuerzos periódicos de 1-2 millones por kilogramo de peso cada 2 a 3 meses. Es importante destacar que estas células no reemplazan el tratamiento estándar para el Parkinson, sino que se utilizan como una terapia complementaria para ayudar a mejorar los síntomas.
Referencias: